jueves, 22 de julio de 2010

Dueños de la tierra.

A lo largo de la historia hemos ido acotando el Atlas blanco de la tierra hasta convertirlo en una rejilla con miles de cuadrados, cada uno con nombre y apellidos. Hemos desvirgado una y otra vez el planeta, violando todo derecho natural y haciendo constar que el sentido común es el menos común de los sentidos.

Exigentes, selectivos, discriminatorios... Los ingredientes ideales para obtener los mejores caballos, un caniche y las semillas más generosas en su producción. Entre tanta elección, decidimos acotar el tiempo y así, los siglos se convirtieron en segundos para transformar la naturaleza, creamos los llamados “seres vivos transgénitos*”, lo que en occidente se traduce como “ese gran desconocido que se sienta con nosotros en la mesa cada día”.

Alteramos genéticamente aquello que esta bajo nuestra apetencia (económica) y , no habiendo saciado nuestra sed, inventamos la posibilidad de apropiarnos de las especies habiendo sido éstas bautizadas previamente como “invención”. Así, las semillas se patentan y se convierten en una propiedad legal , quedándose bajo la protección de una nueva invención o nuevo proceso para permitir a científicos e inventores que se beneficien de su trabajo e investigación.

La Madre tierra, dueña y creadora de todo lo que vive en ella , ¿habrá comenzado ya a firmar sus arboles y sus nubes?

* Los seres vivos transgénicos se obtienen mediante la introducción de información genética adicional en el genoma de la especie. Una de las técnicas más frecuentemente utilizada para la modificación de plantas utiliza el material genético de un virus o una bacteria para conseguir la incorporación del nuevo material genético en el organismo huésped.

2 comentarios:

  1. Buena reflexion,

    El otro día lei, que ya no existia en españa cosechas de maiz que no este modificado geneticamente, una pena, al final las verduras saldran corriendo cuando venga granizo...
    La modificación genetica de pincho no la tengas en cuenta!

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  2. También me parece una buena reflexión!

    Muchas veces no somos conscientes de lo que comemos, me pregunto si tambien dejaremos de ser concientes del verdadero sentido de la vida?

    Jéssica Sánchez.

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