domingo, 21 de noviembre de 2010

Aprendiendo a escucharse.


Hace no más que unos meses la encontré mirándose con calma, ella sabía que en algún momento encontraría la manera de restablecer su tranquilidad, sabía que aquello que comenzaba a rodear los margenes de su bienestar en algún momento harían sonar la alarma de socorro, y así fue.

Tiempo después las lágrimas creaban avalanchas en sus mejillas y el aire de la habitación no era suficiente para llenar sus pulmones, la angustia estaba sentada a su lado.

Cuando él la vio le dijo: “Observa, mirate objetivamente, cómo son esas lágrimas, esos sentimientos, esas emociones, esos pensamientos... Y cuando todo este sobre la mesa, relacionalo. No sacaras nada en claro, pero si con el tiempo. Conocete a ti misma”

Y con la vida a flor de piel, sus días comenzaban antes de que el sol se impusiera sobre la luna, entre los pliegues de su sabanas discurrían los pensamientos, las lágrimas, las emociones... Cual entresijado laberinto ella se enredaba en sí, a puntillas manejaba sus emociones, los miraba hasta desgastarlos, pero la nada parecía ser el resultado más recurrente.

El reloj giraba y giraba y giraba.

Una fría noche de otoño, con una copa en la mano, escuchó cuántas palabras salían de la boca de su amiga. Sueños, sucesos , sentimientos y tantas conclusiones como su amiga había podido hallar. Escuchó tantas palabras, tantas frases, tantos párrafos...que el desorden de todo aquello tomó sentido y al final de la historia encontró su firma.

Ahora ella se mira con calma, sabe cuál es su problema, sabe que aún sosteniendo en sus manos toda esa historia, en algún momento encontrará la forma de restablecer su calma.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Trabajo en equipo


Una de esas realidades que pasea ante mi constantemente se paró, me miró y me pregunto: ¿no ves por dónde caminas?. Desde ese preciso instante empecé a confundirme y a cada momento la irracionalidad de este mundo me atrapa.

Una vez más, mientras estaba sentaba en mi pupitre mostrando la eficacia de la Institución Educativa en su ardua tarea por domesticar a la sociedad, una ponente nos descubría las cinco claves para el éxito del trabajo en equipo: complemetariedad, coordinación, comunicación, confianza y compromiso. En la pausa que acompaño a esta explicación, alguien preguntó ¿Y el afecto?. El silencio hubiera sido mejor que descubrir la desorganización de las organizaciones laborales al excluir al “efecto” como herramienta indispensable para ejercer una tarea.

Mientras yo camino , “lo natural” lo hace en sentido contrario al mio.

¿Y qué es lo natural? Somos seres sociales y así lo demuestra la red comunicativa que une a una madre de su hijo, pero acaso todos los pedazos llamados grupos en los que se divide la sociedad responden a una necesidad natural?

domingo, 14 de noviembre de 2010

Ya llegó


Ya llegó el otoño, con sus vientos de furia y sus lluvias de ruido,

Llegó con sus tardes tempranas, cerrando el cielo a los últimos rayos del verano.

Ya llegó, desubicado, como siempre, entre el verano y el invierno, siendo sin ser.

Ya llegó, y me abrazó con su espanto y me agarró con toda su locura.

domingo, 3 de octubre de 2010

Medio lleno, medio vacio.


No decidas abandonar tus montes y tu cielo,
no cierres el mapa en tus manos,
No te salves y si lo haces, no lo hagas conmigo.

Yo seguiré en mi rincón tranquilo,
sentada junto a mi vaso de sensaciones,
mirando la linea, siempre en medio.
Caminaré como no lo hice ayer, despacio,
con los pies bien juntos, uno al lado del otro.

Voy a arroparme en mi, en mis brazos,
segura de que si mi vaso se llena o se vacía
yo abriré de nuevo los ojos
para no acostarme sin ver la luna,
para no mirar el mar sin hundirme en él,
para no sentarme en el acantilado sin hacer volar mis pies.

Luego volveré a mi rincón tranquilo,
me sentaré con mi calma,
me sentaré junto a mi vaso,
medio lleno, medio vacío.

Y esperaré, alguien se sentará conmigo,
tranquilo, silencioso, sin invadirme,
cuidando de que ni una sola gota se derrame,
cuidando de que mi vaso no muera de sed.

Por eso, tu no te salves.
No te salves conmigo,
Tampoco me salves a mi,
no podrá no importarme luego echarte de menos.
Y ni el mar, ni la luna, ni el viento podrán indicarme el camino de regreso.

sábado, 2 de octubre de 2010

Mi maleta

Me gusta llenar mi maleta de ideas mientras el futuro se amontona en el saco de la impaciencia, la incertidumbre.... Creo haber llenado mi maleta tantas veces como segundos he vivido, ahora viajaría a Basilea y la India, mañana terminaría ese libro que un día comencé y de aquí a un ratito me quedaría mirando las olas del mar chocar contra mis pies por el resto de mi vida.

¡Son tantas las maletas desgastadas por el movimiento! , y tantas otras son las que se perdieron porque el viento empujo el fino papel de las ideas que contenía o porque se las trago la tierra por no poder soportar el peso de sus proyectos. Cuántos inventos no inventados.

Y yo sigo aquí, igual que antes “ con la cabeza en mil lugares, continuo viendo la lluvia caer...Quiero caminar, y ver, y tocar, quiero sentir, descubrir, soñar, quiero sorprenderme y desgartas los dias, quiero levantarme una vez maz y mirar por la ventana hasta alcanzar el horizonte, quiero saborear el mundo y sentir la dulzura que me invade por momentos aquí, en mi pequeña Valencia” (25 de diciembre 2009, Valencia).
Sigo aquí, en Barcelona, igual pero "diferente despues de un año, ahora sé que el primer invento de mi maleta es no dejar nunca de inventar en cada maleta que me abra la vida" (02 de Octubre del 2010, Barcelona)

domingo, 26 de septiembre de 2010

Ayer encontré una historia en la calle.




- Les voy a contar la historia de una marioneta llamada “Estefan”-, escuché.

Una y otra vez, Estefan era despojado de su caja y arrastrado a diferentes lugares del mundo. El parque, el metro o cualquier acera se transformaban en el mejor de los escenarios para esta peculiar marioneta. Día tras día, él bailaba y cantaba ante el reojo de las prisas de los ciudadanos del mundo.

Un día, cuando Estefan se refugiaba de nuevo en su caja, escuchó - ¡mañana actuarás en mi teatro! !Estate a las siete allí muchacho¡-.

Una a una, todas sus tuercas fueron reajustadas, le limaron las uñas y retornaron el brillo a sus labios, sus zapatos y su cinturón. Esteban lucía como el primer día, intacto, como si el tiempo no le hubiera robado ni un solo instante de su vida.

-A continuación les presentamos a la marioneta más brillante del mundo, viene desde el otro lado del mundo para demostrarnos su gran talento. ¡¡ Un fuerte aplauso a ESSSSSSSSSTEFA N!!-
El telón se alzó y un foco iluminó cada uno de los movimientos que Estefan realizaba, los mismos del día anterior, los mismos que habían sido siempre.
Cuando la música paro, el teatro se mantuvo en silencio y Estefan se sintió pequeño, muy pequeño, casi invisible. Hasta que, sin esperarlo, escuchó un aplauso y otro, y otro, ¡cientos de aplausos!.... Pum, pum, pum, pum... Estefan se llevo las manos al pecho, -¿Qué me pasa? ¿Qué me ocurre?-

Cuentan que Estefan continúo bailando y bailando en busca de un aplauso que le diera vida, en busca de nuevos sentimientos alojados en su pecho... Cuentan que en una pequeña plaza de Barcelona, Estefan sonrió a una chica de cabellos rizados.

jueves, 23 de septiembre de 2010

¿Sera de los dos?

He sentido el eco de mis pasos en los pasos de otras muchas personas que guardo en mi vida, no la vida que vivo, si no la que existe entre mis recuerdos. Con todos y ningún destino indicado hemos compartido sendero, hemos caminado hasta que alguno de sus pies imponian un camino alternativo, otros se detenian rotundamente y otros, otros simplemente dejaba de escucharlos.
Siempre caminando, siempre pisando fuerte, siempre asegurándome de que entre tantas huellas no dejaba desaparecer el sonido de mis pies, siempre sobre mi sendero.

En mi movimiento continuo, imparable, ¿te estarías esperando? Quizás hubiera estado esperándote. No importa, ahora estas aquí, conmigo.

Tumbados,
..........frente a frente
..................mirándonos.
..........................¿Acaso sabrás cuantas cosas has desordenado en mi?

Ya no escucho mis pasos. Los he perdido.
Quizás mi camino ya no sea mio, ni de mis horas. Quizás mis pestañas, mis sentimientos, mis manos, mis palabras, mis pañuelos y mis prisas ya no sean míos. Quizás tampoco lo sea este Otoño que me abraza.
No es mio, tampoco es tuyo. ¿Será de los dos?